Creía que algo podía cambiar, empiezo así quizás ya el último texto que escriba para él, aunque vengo repitiendo esta misma frase casi dos años seguidos, pero esta vez va en serio.
La última vez que hablé con él sobre esto le pregunté: ¿Se volvió costumbre no? titubeó un poco y me dejó a entender que sí, me rompió el corazón con esa respuesta dubitativa, quería llorar unas dos o cinco horas más de lo que ya había llorado, pero no lo hice, fui un poco fuerte, quizás mucho.
He aprendido a vivir con su ausencia, ya no hablo con él, no le escribo, tampoco me llama, pero mentiría si dijera que no me alegra saber de él, que sería inmensamente feliz si el me dijera que me extrañara y me pidiera que todo vuelva a ser como antes, quizás su mano ya sostenga otra, quizás sea otra con quien converse por las noches y sea su voz la que acompañe su sueño, quizás también me estoy confundiendo y no sea así, prefiero pensar que dejó de quererme ahora que me fui, que cuando estaba a su lado.
Esperé paciente y con mucha nostalgia algo que no sucedió, hoy me despido de ese amor interminable al que permito irse, al que le digo que ya es tiempo que deje de doler, al que le suplico con el corazón en la mano que vuelva, a ese mismo amor le digo adiós.
Me preguntó si era su culpa, le respondí que fueron las circunstancias, quizás nunca fui la mano con la que se debió de quedar, tampoco el abrazo con el que cierre su día, por eso permite que me vaya, por eso no vuelve.
Leí hace poco que cuando alguien se suelta con tanta seguridad es porque ya se sostenía de otro lado ¿de qué me estoy sosteniendo yo? - me pregunté - de valentía, de amor propio, de coraje, de dignidad, me fui, me he ido, me estoy yendo y él lo sabe y NO HACE NADA.
Cuando le pregunté qué éramos, no encontró respuesta a tanto amor, a tanta complicidad, no encontró una respuesta sólida que me dijera en el fondo, quédate, y es que él no quiere eso, por eso también me fui, ya han cesado las lágrimas, ya no lloro como antes, ya no duele, pero aún hay amor, pensé que en algo cambiaría que me alejara, con tristeza me doy cuenta que de nada sirvió, pero no importa, siempre valdrá la pena haber conocido el amor, por las lágrimas que secó y el amor que me dio.
Gracias, qué más podría decirte, me estoy despidiendo y esta vez, si va en serio.
G
No hay comentarios:
Publicar un comentario