Pensé que escribiría para ti a lo largo de mis letras, pero hoy
no escribo a tu nombre, si no a nombre del desamor o del amor que el aire se
llevó, hoy escribo por mí y por lo que quise sentir, hoy quiero escribir para
que algún día puedas leerlo.
Yo quería quedarme a tu lado, acariciando tus manos y contándote
cuentos, quería sentir tu andar, sentarme contigo y decirte que el amor si
existía, porque te miraba y eso ya bastaba, aunque mi amor no fue suficiente,
hoy entiendo, aunque un poco tarde el por qué.
Tu amor nunca estuvo a la altura del mío, yo debí de darme
cuenta cuando la tristeza embargó mis escritos, debí de percibir tu lejanía, y
no hablo de nuestros cuerpos, si no de nuestras almas, sentí cuando dejaste de
quererme, pero me aferré al corazón y traté por todos los medios de que esto
funcionara, te juro que quería quedarme a tu lado, no sabes como lo anhelaba,
nunca vas a imaginarte las ganas que tenía de quedarme siempre, de abrazarte un
buen tiempo, de decirte al oído que te quería con toda el alma.
Cuando todo se acabó, sentía como me estrujaba la garganta,
volví a sentir ese nudo que se hacía de manera conjunta con el corazón,
aparecías en mis pensamientos y me preguntaba que estarías haciendo, pero nunca
lo pregunté, porque no quise ser una molestia, jamás quise que sintieras eso, y
si en algún momento fue así, perdóname, fallé en el intento.
Pasó un buen tiempo y de regreso a casa, apareciste como
siempre, mis pensamientos siempre fueron tuyos, pero esta vez era distinto,
pensaba en ti de otra manera, no con rencor, pero tampoco con amor, sentí que
me había liberado y que flotaba en mi trayecto, me ponía a pensar ¿qué hubiera
pasado? Quizás, nada, porque lo sabía, porque aunque quise alargar la
despedida, al fin y al cabo ésta se dio y
aunque hoy podría decirte que te quiero, lo haría, pero diciéndote que te
quiero como quien quiere a alguien que se ha ido y nunca volverá, quizás con la
ilusión de que algún día en otros mundos y en otros viajes la vida sea noble y
nos vuelva a unir para jamás separarnos, créeme que eso quise, pero no siempre
tenemos lo que anhelamos y aunque recé con el corazón, esta vez no se pudo
hacer el milagro.
Te quise y te quiero con la pena de saber que éramos el uno para
el otro, pero también con la nostalgia de haberte dejado ir como prueba inmensa
de mi amor propio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario