Te habría pedido un poco más de tiempo, te habría dicho que te quedes, pero eso no debo de pedirlo, probablemente te debería de nacer y en una de esas mil razones que me diste, ninguna era la de quedarse, con el corazón roto entendí que lo mejor que había hecho era decidir irme, no entendía muy bien en ese momento si podríamos volver a ser los mismos ¿se puede? pero no me arrepiento ni un segundo de todo lo que viví, podría decirte es más y dejaré de decir las cosas en dubitativo porque quiero afirmarlo, que he sido muy feliz a tu lado.
He empezado este texto sin ningún ánimo de reproche, todo lo contrario, quiero - si algún día lo lees - que sepas que la felicidad la tuve en mis manos, la atrapé y a pesar de no poder quedármela te la agradecí y me despedí como quien se despide de quien no quiere irse, pero debe de hacerlo.
Entre el deber y el querer estuve oscilando en aguas turbias, quería quedarme, pero no era lo mejor para este corazón loco que te extraña, que quisiera cantarte una y otra vez o decirte que todo al final del día estará bien, te extraño como quien extraña a alguien que no quería que se vaya, pero la vida está llena de decisiones infructuosas, de las que te golpean y de las que tienes que hacerte cargo, no hay de otra, debes de hacer lo que la razón muchas veces manda.
Soñaba con verte siempre feliz, ahora lo anhelo un poco más, ojalá y no olvides a este corazón loco que aún te quiere y te extraña por un poco más de tiempo.
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