lunes, 28 de agosto de 2017

Yo no tengo la culpa de amarlo tanto, y no tomar la decisión de dejarlo de amar, también es una decisión, es tener la firme convicción de seguir aquí, de serle fiel, de abrir mi corazón y mi mente a mi único amor, ayer pensaba como es que lo amaba tanto, él siempre puede ignorarme, no me necesita, yo tampoco lo necesito, pero lo elijo, no me muero por verlo, pero cuento los días para hacerlo, esa es otra manera de morir también.

Usualmente, cuando planeamos algo, puede suceder que me diga que no se puede, que algo más importante pudo ocurrir, no soy su prioridad y lo entiendo, pero me asombra esa manera tan certera de decirme no, yo no puedo, es una trampa en serio, no puedo hacerle eso, prefiero cualquier otra cosa, a fallarle, tengo esa conexión infinita con él, como con nadie, me asusta.

Por suerte, él existe, él.

Mi dolor no es tan grande, tampoco quiero dramatizar, sí he pensado seriamente en dejarlo ir, en liberarlo, en no hacerlo responsable de lo que siento, en decirle que también sin él, soy feliz, pero es mentira, no sería completamente feliz, él me complementa, pero quizás yo no lo hago, quizás solo quizás no soy lo suficiente para él y lo pienso así porque no he podido lograr que me ame como yo lo amo, o puede ser que yo lo ame demasiado y pueda ser esa mi pena, aunque siempre he pensado que en todas las relaciones existe la persona que ama y la otra que se deja amar, en mi caso y muy para mi mala suerte soy la que ama, lamentablemente.

Me desespero, como si el amor dolería, pero en verdad no es así, nadie que haya amado como yo lo he hecho podría entender la felicidad que siento al verlo, quizás sea la única vez que ame tanto, ya para las siguientes podré ser más racional, pero esta vez tocó enamorarse así, quizás mal, quien sabe.

Y aunque no soy completamente feliz, trato de creer que sí.



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