lunes, 24 de septiembre de 2018

Hoy quiero que seas feliz

Ya van a ser unos tres meses en los que dejé que te fueras, no podía detenerte, no debía de hacerlo, he aprendido que amar es parte de soltar, le sugerí eso a mi corazón para que entendiera porque fue tan fácil para ti irte. 
Te diría algunas cosas que podrían hacerte sentir mal, las obvio para que no te mortifiques, todo lo contrario, hoy quiero que seas feliz leyendo lo que aún escribo pensando en ti.

Un día lunes, era azul, te besé por primera vez, te abracé, fue extraño, pero ya sentía que te amaba, el tiempo reafirmó mi sentimiento, tenía 21 años, mi primer cumpleaños contigo, me palpitaba el corazón así de fuerte como ahora que escribo un texto que quizás sea el último. 

Estoy pensando en todo lo que me hiciste sentir y en todo lo que provoqué en ti, siento alegría y nostalgia a la vez, porque ya no hay nada de lo que un día fuimos. 

Fueron días, tardes y noches mágicas, todo era así para mí, aunque también invadió la pena en muchas ocasiones, más fueron los días llenos de alegría, donde tu mano era la que me sostenía. De todas aquellas manos, la tuya era la única que me transmitía vida ¿recuerdas? 
Y quizás así pasaron los días, meses, años, y lo que pensamos no iba a durar se hizo fuerte, nos unió el cariño, la lealtad, todos esos sentimientos bonitos que siente alguien que quiere de verdad. 
El mismo tiempo que nos unió, también se encargó de separarnos, si hubiera sabido que sería la última vez que te vería o que podría abrazarte, me habría quedado un ratito más, y aunque no hay como regresar el tiempo, no dudes que te he amado como nadie en esta vida, que aunque no fui la mejor mujer, intenté ser una mejor versión para ti, que la distancia nunca fue impedimento para amarte mucho, que no dejé de quererte, pero que te permití volar porque el amor sincero es así. 

Te dejo ir porque te amo. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario