Hoy estaba pensando en como me entregué a ti por primera vez, merecías toda mi piel, mis abrazos, tus besos, tus daños, todo lo merecías, vibraba con tus manos, aún lo pienso y se me enchina el corazón, has tenido ese poder de dejarme perpleja ante tus ojos sin la necesidad de tocarme, hiciste conmigo lo que quisiste, nunca me he sentido tan vulnerable y amada, hemos jugado y reído con esa conexión infinita que algún día tenía que romperse como todo en esta vida.
He querido entender por qué todo el amor que podía sentir por ti se ha terminado, no puedo creerlo aún, no sabía que había límites o frenos, yo quería amarte mi amor, para siempre, de ese para toda la vida pero todo se enfrascó en desinterés, sentía que mi sonrisa ya no la querías ver, que mi cuerpo no te cautivaba, que mi presencia no era necesaria y dolía no sabes cuánto, intenté soportarlo todo para poder estar bien contigo pero no aguanté, me tuve que ir de tu lado por paz, por salud mental, pero no dudes nunca que mi amor fue real, que te amé hasta el último día que te pude besar, que mi corazón siempre fue tuyo por todas las veces que estuviste conmigo, por los días, las tardes y las noches que juntos podíamos contar las mismas cosas y reírnos, nada fue rutina lo juro, pero el amor se tenía que ir y anidar en otros nidos, no me arrepiento de nada porque a tu lado conocí lo real y lo duro que es amar a alguien.
Me fui sin pensar que dolería tanto, pero no te preocupes que dentro de tanta destrucción encontré la luz y ahora estoy bien, piensa quizás que con tu ausencia me enseñaste a ser más fuerte, no importa cuánto lloré, cada lágrima valió la pena absolutamente.
Nada fue en vano, créeme.
G.
No hay comentarios:
Publicar un comentario