Un día como hoy, hace tres años era domingo, ya me había cambiado, tenía un polo negro, el pantalón también era de ese mismo color, mi cabello estaba húmedo y no paraba de llorar, tenía el alma destrozada.
16 de febrero del 2014.
6:00am
Suena el teléfono y raramente saltamos para contestar, mi mamá grita y nos dice: "Carlos ha muerto", yo estaba dormida, pero tengo el sueño ligero, me caí de la cama y pensé en todos menos en él, le dije; de quién hablas mamá? - me dijo: "Carlos Enrique", prendí el televisor, empecé a llamar, habían alertado de un asesinato, sí, sí, era él.
No quería creerlo, pero no hay nada más doloroso que saber que es verdad, que se va, que jamás regresará.
Nos llamaron, nos avisaron que su cuerpo estaba en la morgue, que sería velado ese día y el día siguiente por la mañana y en la tarde sería enterrado, todo iba a ser rápido, tan rápido como su muerte, entonces no sabía que hacer, tengo hasta ahora malísimas formas de reaccionar, en realidad no reacciono, soy medio tonta, no sabía que sucedía, mentalmente me había bloqueado, sentía como todos los recuerdos regresaban, carnavales, juegos de mesa, sentimientos, todo estaba en mí, sentí como todo estaba presente pero él ya no estaría.
1:00pm
Llegué y estaba ahí su mamá, sentía como me miraba, me abrazó y me dijo: "Me mataron a mi hijo" sentí que no podía parar de llorar, todos sabían del amor incondicional que le tenía, todos sabían como idolatraba a mi primo, mi hermano, pero la vida es así no? - son golpes crueles - no podía dejar de pensar, tenía sus fotos en mi mente, sus miradas, su manera loca de darme cariño, era tosco, pero me quería, me adoraba como nadie, me hacía muy feliz, pero se había ido, pasé para ver quienes le habían enviado flores, muchos amigos de su papá, sus amigos de colegio, familiares, su hija, porque tenía una hija chiquita, bebé, sí, se quedaba huérfana también.
Mucho dolor en cada palabra, pero encontré una arreglo de sus amigos del colegio Juan Pablo, recuerdo ese nombre porque hasta el cansancio lo repetía, él era dulce y tierno, pero también era muy brusco cuando hablaba, pero - siempre el pero - era bueno, de corazón noble, sus amigos le habían puesto "Hasta la eternidad Carlitos" qué frase tan simbólica, tan fuerte, tan difícil de ver, de leer, tan difícil todo.
17 de febrero del 2014.
El entierro
Ya no podía creer que se iba para no volver nunca, pero así era, me puse más fuerte y lo único que hice fue alistarme para ir a verlo quizás por última vez, estaba ahí, echado, con un terno negro, una camisa blanca, corbata, una florecita blanca estaba a su costado, lo abracé, le pedí que me cuidara, que me quisiera siempre, que no me olvide, que me espere, porque sé que nos juntaríamos siempre, que su sacrificio no podía ser en vano, que no nos deje solas, que su alma se quede con nosotros, me partía el corazón una y otra vez.
Nos llamaron para avisarnos que debíamos salir, sonaron esas trompetas y la gente lloraba, gritaba, tiraba flores, yo no quería estar ahí, pero tenía que despedirme, ahí estaba Anhtony, Alisson, por lo menos no estaba tan sola, pero ellos también tenían que irse siete meses después.
Poco a poco su ataúd descendía, sentía que mis recuerdos se quedaban, pero que él sí se iba, que él se despedía, que él ya no se quedaba, que él si se estaba pidiéndome que lo deje ir, sus sonrisas, sus abrazos, los helados, las pizzas, los amigos, todo se iba, él se iba.
Tres años sin ti.
Carlos Enrique; "Visítame cuando quieras, siempre tendré mis sueños abiertos para ti"
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