lunes, 3 de junio de 2019

Brevete

Cuando tenía 17 años me moría por manejar, quería tener mi propio auto y cortaba unos cupones para concursar por tener el mío, aunque no gané, descubrí que siempre persistí en esa loca idea de tener uno, lo logré tiempo después, no a los 17 claro, ocho años después llegó ese carro rojo que siempre soñé, pero antes de eso siempre existieron algunas trabas que la vida me puso para enseñarme a ser más fuerte, a quizás tener más temple en decisiones venideras.

Ya por mis 18 años quise sacar el brevete, estudié no saben cuánto, por aquí la lógica es pasar el examen de salud, otro de conocimientos y por último el práctico, mi padrino me había enseñado a manejar auto mecánico, pero yo quería un automático, algo más sencillo y quizás más seguro, uno de mis primos vino a Lima y le comenté que quería manejar, yo soy muy insistente cuando quiero algo, accedió a enseñarme y también me matriculé en una academia de manejo, que en realidad no me sirvió mucho, pero algo de conocimiento obtuve, yo estaba segura de que a la primera la hacía, había aprendido la ruta (son 2) fui a practicar al costado del touring, y sentí que ese día salía con el brevete en la mano ¡FALLÉ! no saben cómo me sentí, me había fallado a mí misma y no quería hablar con nadie, me sentía mal, triste y sobretodo frustrada, dormí todo ese sábado y como me sentía triste no quería que nadie me molestara, desperté como a las 6 o 7 horas y me propuse a mí misma seguir adelante, tenía 2 oportunidades más y podía intentarlo.

La segunda oportunidad también me puse nerviosa y en la ruta me llevé un cono (ahora me río) anaranjado que dividía los espacios, bajó un profesor del touring y con una sonrisa me dijo "tranquila, puedes venir otra vez más" yo me sentía morir, me volví a fallar, pero no entendía por qué, habían dos rutas, la A y la B, en esas dos oportunidades me había tocado la B y para mí era la ruta más fácil, pero me estaba fallando.

Le escribí a un amigo para que me enseñara alguna técnica o cómo podría hacer para mejorar y sacar ya el brevete, llegó a mi casa en su auto y me enseñó varias técnicas, mi buen y gran amigo también me habló de la tranquilidad y la paciencia, yo me sentía frustrada y él se dio cuenta, me abrazó y me dijo que confiara en mí, que quizás estaba estresada, pero que no dejara de intentar.

Seguí intentando porque ya era un reto personal, volví a ir y con paciencia al salir me dieron un papel: "APROBADA" sentía que el corazón explotaría, estaba feliz y dentro de toda la frustración me di cuenta que si no insistía no podría lograr lo que tanto quería, así tendría que ir 20 veces, yo habría ido, necesitaba ir y seguir intentando, ahí me di cuenta que parte de mi esencia es esa, seguir intentando, seguir emprendiendo quizás en nuevos retos, en más desafío, quizás en más vida por vivir, aprendí también que no importa cuántas veces te caigas, debes de levantarte y seguir adelante, y en este episodio tan frustrante me di cuenta que nunca debo dejar vencer esas ganas locas por seguir aprendiendo de los que son mis errores y sí, aprendí de mis errores y es gratificante darte cuenta de eso.

Sigamos en la lucha, insistir, persistir y nunca desistir. Nunca

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