Te pregunté si querías que esto funcionara, pero no debiste de haber sido solo tú el de la decisión, te permití cuestionarte el cariño que sentías por mí, cuando ya sabía que no me querías, o cuando sentía que no lo hacías por amor, que tu sinceridad era a medias y que algo siempre terminabas por ocultar, tus sentimientos, lo que hacías o cualquier otra cosa en la que yo podría salir lastimada ¿Gracias por eso? no lo sé, no quiero agradecerte por algo que al fin y al cabo siempre terminaba doliéndome.
Me querías ahí, asfixiándome de indiferencia, pero ahí, yo seguía porque la justificación de amor es lo único que podría responder, siempre esperaba que me dijeras que no me querías, lo necesitaba, quería escucharlo para irme de una vez por todas, pero no lo hacías, susurrabas que me querías, a medias, pero lo hacías, me escribías a las tres de la mañana una canción que podíamos hacerla nuestra y mi corazón volvía a emocionarse, sentía que éramos los mismos otra vez, pero en dos o tres días todo volvía a la normalidad, esa fría normalidad que catalogué como algo usual, no podría culparme de quererte tanto, algo hiciste bien, pero la parte más horrible de todo esto es intentar decir que ya no pasa nada, que no nos queremos, o que solamente soy yo la que quisiera querer, pero que a veces o muchas veces también no me importabas, que me alejo tanto que cuando te das cuenta, regresas, siempre regresas, pero no para cumplir lo que prometiste si no para seguir asfixiándonos de desamor.
Dímelo, dime que ya no me quieres, hoy más que nunca corta tú este vínculo, es lo único que hace falta para dejar de perder el tiempo o esperar a que pase algo que sabemos no llegará.
No hay comentarios:
Publicar un comentario