Todos los días me levantaba muy temprano para salir a correr y poder escuchar música mientras pensaba en el día cargado que tendría, entre papeles y pendientes, ver las áreas verdes y sentir el aire fresco me tranquilizaban, no sé en que estaría pensando y un día salí triste, desmotivada y solo me senté en una banca al frente del edificio en donde vivía y miraba mi celular una y otra vez, tomaba muchos fotos y las volvía a mirar, las eliminaba y repetía la secuencia.
Se acercó sigilosamente y me preguntó ¿Por qué haces eso? levanté la mirada un poco molesta y sus grandes ojos verdes no dejaron que pudiera mirarlo tan mal, tenía una sonrisa estrepitosamente hermosa, una barba que alegraba mis días, desde ese momento fue mi compañero de salidas en la mañana y en la noche, compartíamos todo, silencios, ruidos, comidas, cenas, familia y secretos, sentí que no me había enamorado tanto de nadie en años, pero como nada puede ser perfecto, él venía roto, traía consigo un secreto difícil de enfrentar, me abrió su corazón a los dos años de relación y yo no sabía como decirle que lo acompañaba siempre.
Ignacio, me contó que antes de conocerme, había sido muy infeliz, su tristeza nacía desde el día en el que le dijeron que "NO" en un día que debía de tener una respuesta afirmativa y un día inolvidable, su novia de la infancia, la que sería su esposa, rechazó su propuesta de matrimonio en el altar, lo dejaron, humillado y sin pizca de remordimiento le dijo -"Lo siento, el matrimonio no es para mí."- Se fue, desapareció y el intentó hacer su vida tiempo después, me conoció unos 6 meses después, porque había perdido el entusiasmo, dice él que se volvió amargado y no llegaba a entender ¿Por qué le hizo esto? luego entendió que debía de seguir, intentó buscarla para encontrar alguna explicación, pero no lo logró, no se dio por vencido, pero ya no le interesaba.
Cuando terminó de contarme todo, me estrechó la mano y me colocó un anillo, pidiéndome que me casara con él, diciendo estas palabras que no voy a olvidar "Estoy apostando por este amor, que no carece de nada, todo lo contrario, el amor desborda mi alma y quiero quedarme con la persona que más sonrisas me ha robado." mi cerebro automáticamente dijo que sí.
Después de la ceremonia oficial con nuestras familias, ya teníamos fecha para nuestra boda, contratamos una wedding planner porque ninguno de los dos tenía tiempo, yo quería casarme en la playa, él en el campo, decidimos hacerlo en el campo, con un gran centro para poder bailar, sería el día más lindo de nuestras vidas, el 2 de junio nos casaríamos y sería la reina de su vida.
El paseo de mi vida
Fabia, una de sus mejores amigas, nos invitó a su casa de playa en Paracas, por su cercanía al mar, es un balneario en forma de bahía. El atractivo de Paracas es un su clima, playa y las hermosas residencias que están allí. Fabia era sencilla, sincera y muy amable, aceptamos ir y pasar unos días con su grupo de amigos, porque yo conocía a todos, pero ese todos era el círculo más cercano de Ignacio.
Todo bien desde que llegamos, nos recibieron muy contentos y felices, las preguntas acerca de la boda eran muy esperadas, querían saber que DJ contrataríamos, si tendrían que ir de un solo color, si la boda sería temática, entre otras preguntas bobas pero lindas, me pareció curioso un detalle a nuestra llegada, Ignacio y yo llegamos por separado, estacionando nuestras camionetas juntas, aprecié ese detalle cuando desperté (ya entenderán).
El día dos, decidimos pasear por la playa con la moto acuática de Ignacio, fue una experiencia grandiosa, regresamos cansadísimos, pero nos pidieron que bajaramos a la parrillada que habían organizado por nosotros, no podíamos hacer ese desplante, bajamos.
Ignacio bajó antes, yo me demoré en arreglarme, estaba de espalda con una camisa blanca que le quedaba espectacular y en su mano tenía un vaso de whisky con mucho hielo, cuando lo llamé, no me miró a mí, su mirada de sorpresa cambió mi color de piel, atrás mío había una mujer. Era ella. Volteé muy rápido y su mirada con la mía impactaron, yo no sabía quien era. ¿Lo habrían hecho a propósito?
Fabia me presentó a esa amiga misteriosa, que nunca había visto en las comidas o reuniones que iba con Ignacio, esa mujer había desaparecido tres años aproximadamente, esa mujer era la ex novia del que sería mi esposo. Claudia, así se llamaba, nunca me dijo su nombre, no lo quise saber, pero la curiosidad me mataba, perdí la orientación, la mirada de Ignacio cambió y solo la saludó.
Terminada la parrillada, le comenté si es que él estaba incómodo podíamos irnos, que yo no tendría ningún problema, es más, escuché que Claudia se quedaría solo por un día más, que tenía un viaje planeado a Escocia.
Él me dijo que no, que podía manejar el tema, me eché a dormir, angustiada y un poco compungida, pero confiaba mucho en él, así que solo lo abracé.
Yo suelo levantarme para tomar un poco de agua, ya sea la medianoche o las 3am, Ignacio no estaba y pensé que podría haber ido a la cocina, yo fui a tomar un poco de agua, conocía esa casa tantas veces, que ya sabía a donde dirigirme, vi una silueta en la sala de star y una voz un poco ronca, escuchaba que alguien lloraba, ¡Eran ellos! estaban juntos, no supo manejar la situación, fue a buscarla, a preguntarle, quería saber que pasó al fin de cuentas, ella solo lloraba, él le extendió la mano, ella lo abrazó y él la besó.
Mi corazón se detuvo por un segundo, pero soy demasiado racional, había bajado en pijamas, descalza y no quería tener problemas a esas horas, fui a dormir y a pensar que haría al día siguiente.
Ignacio volvió a los pocos minutos, pensó que estaba dormida, me abrazó y con un beso en la frente susurró un te amo y un perdón. No lo podía perdonar.
Día 3
Me levante muy temprano, 5:45 am aproximadamente, Ignacio seguía durmiendo, arreglé todas mis cosas y como había traído mi camioneta, podría irme sin ningún problema, no quería despertarlo, ya quería hablar con él cuando esté más tranquila y pueda escucharlo, estaba triste, desconsolada, recogía mi ropa, mis sandalias y el poco de dignidad que me quedaba por haber dormido con ese hombre que me traicionó, no podía creer que esa visita a la casa de Fabia se haya convertido en una de mis peores salidas, me había dado cuenta que Ignacio no superaba a su ex novia, que aún sentía ese amor que cuando éramos amigos me contaba, no podía creer cuánto había dudado pero aposté por ese amor, que no era a medias, era entero e íntegro, pero me falló.
Un mal movimiento y una de mis cosas se cayó, Ignacio se levantó mirándome fijamente, exclamando ¿¡Qué haces?! no le quise responder, pero tenía que hacerlo porque yo si le soy leal a ese amor, aunque quise irme sin decírselo, levanté mi mirada, unos ojos rojos, hundidos y llenos de lágrimas, susurré: Me voy.
Se colocó las sandalias y me dijo ¿Alguien te ha hecho algo? ¿Te dijeron algo? ¿Qué pasó?, no sabía si era cínico o el beso que vi no existía, le dije ¿Qué pasó? ¿Qué pasó? (dos veces) me miró un poco asustado y me dijo... ¿Sí, que pasó? - no sabía si abofetearlo o coger mi maleta e irme- me senté, tomé aire, y le cogí la mano, le dije: Ignacio, ayer por la madrugada, después de dormir, me levanté por un vaso de agua, te vi con Claudia, vi que la besaste, no quiero hablar más del tema, me voy, para mí es muy incómodo quedarme aquí.
Me miró avergonzado y sin saber que hacer, no sabía que decirme, solo lo miré y bajé mi maleta de la cama, cogí las llaves de mi auto y le pedí de la manera más tranquila que no me siguiera, que era mejor no hablar hasta que yo me sintiera mejor, era lo más racional ¡PERO NO ENTENDIÓ! me quitó la llave, me abrazó, le pedí que se alejara, no paraba de llorar, lo amenacé con gritar y no le importó - grité-
Alexis, uno de sus mejores amigos también regresaría a la ciudad, escuchó mi grito y tocó la puerta, ¿Todo bien?
Yo: ¡No! ayúdame
Alexis: ¿Ignacio, qué pasa?
Ignacio: No pasa nada Ale, anda por favor, no te metas
Yo: Alexis, ayúdame, no me quiere dejar salir (llorando)
Ignacio: ¡BASTA!
llegó Fabia
Fabia: ¿Chicos, qué pasa?
Yo: Fabia, ábreme la puerta por favor, me quiero ir
Ignacio: Chicos, por favor no se metan
Fabia abrió la puerta, saqué mi maleta y bajé, Alexis me seguía, me cogió el brazo y me pidió que me calmara, Ignacio no sabía que hacer, Fabia me miró y me dijo: ¿Qué pasó? por favor, no se peleen, no dije nada, quería manejar, pero sabía que no podía hacerlo en esas condiciones. Miré a Alexis, le dije: ¿Te vas a la ciudad? Llévame por favor, me miró, miró fijamente a Ignacio y me dijo, sí vamos, te ayudo con las maletas. Le tomé la mano a Fabia, le agradecí, le pedí disculpas, que hable con Ignacio, que yo no quería saber nada.
Ignacio me pidió llorando que no me fuera - debí de quedarme- lo miré tan decepcionada, que solo atiné a decirle, yo te voy a buscar, déjame ir por favor, no me quiero quedar.
La Huida
No podía quedarme, estaba destrozada, vi a Alexis como una salvación, él siempre fue un caballero, uno de los mejores amigos de Ignacio, por eso no le dijo nada, porque estaba haciendo lo correcto, me miró fijamente y me dijo "Tranquila, por favor, todo va a estar bien." No había nada más que decirle, me senté en el asiento de copiloto, creo que fue un error, abroché el cinturón de seguridad e iba pensando, lloraba a ratos y Alexis no hacía nada, creo que sentía mucha pena por mí, me miraba y no sabía que hacer, por eso no me decía absolutamente nada, era demasiado tranquilo, me gustaba la amistad que tenía con Ignacio, se conocían desde la primaria, habían estudiado juntos toda la vida, el kinder, la primaria, secundaria y la Universidad la estudiaron en España, los dos habían vivido tantos momentos juntos, que me alegraba irme con él, Ale era un tipo sencillo, muy buen mozo, de grandes ojos marrones y un cabello castaño hermoso.
No sé en qué momento perdió la ruta, solo sentía que caíamos, lo miraba, quería ayudarme, pero no podía, sangraba demasiado, su mirada se iba, le pedía que no se fuera, le cogí la mano, caíamos, solo escuchaba la canción FUN de we are young por mi cabeza y tenía ese sonidito hasta que yo también me quedé dormida.
Me desperté
Después de dos meses, me levanté del coma que había sufrido, los doctores decían que sufrí una caída encefalocraneana, no entendía muy bien que era eso, pero la palabra me hacía pensar que tenía que ver con los nervios, el cerebro, etc. Cuando por fin abrí mis ojos, lo vi ahí, sentado a mi lado, no podía mover el brazo izquierdo, dentro de todo no era malo, yo era diestra y quería escribir, antes de eso le pedí que se acercara, le pregunté porque había estado tanto tiempo y no recordaba nada, quería saber de Alexis, ¿Él también había estado en coma? le pregunté, no me respondió nada, me miró y me dio un beso en la frente, le pedí que se fuera, que llamara a mis papás, les pregunté por Alexis, nadie me quería decir nada de él.
¿Está muerto? ¿Díganme por favor? - El doctor me sedó, me quedé dormida dos días más, perdía la noción del tiempo, pero no perdía de vista lo que quería saber, no podía pararme aún, por haber estado en coma, tenía los tendones bastante rectos, no se podían mover con facilidad, me molestaba mucho que me nieguen saber si Alexis estaba o no bien, quería verlo, pedirle perdón, agradecerle, solo quería verlo. Pensé en mi celular, nadie me lo quería dar, quise buscar en redes sociales, hice de todo, pero nadie quería ayudarme, llamé a una enfermera y le pedí que me ayudara que no podía vivir así, me prestó su celular, busqué a Alexis en facebook y todos le escribían diciendo que era un ángel ¡Había muerto! POR MI CULPA, había muerto...
El corazón se salió de mis manos, le pedí por favor que me dejara llorar, la enfermera me dijo que no era lo que ella quería, me sedó nuevamente. Vivía sedada, no paraba de llorar en el alma, me sentí demasiado mal, yo también quería morir, por que yo me quedé aquí, no encontraba respuesta. Poco a poco mejoraba pero la sonrisa de Alexis seguía rondando mi cabeza.
La búsqueda
Llamé a Ignacio para pedirle que buscara a una persona, le entregué una foto, datos. Me preguntó quien era, yo no quería decirle, solo le pedí que buscara a esa persona, que necesitaba verla, que cuando la encuentre le diga que estoy aquí y que quiero entregarle algo, no entendió nada, pero se fue a buscarlo.
Quince días después apareció, Ignacio y él, le pedí a Ignacio que me dejara a solas, aún no podía utilizar bien mi mano izquierda, me vio, lo vi y lo único que hice fue llorar, me abrazó de la manera más fuerte que lo haya hecho, porque a pesar de todo, mi corazón siempre latió por él, yo sentía que moría, que ya no quería vivir, le conté eso, con él nunca tuve secretos, me alegraba muchísimo verlo, le pedí que volviera. Era el amor de mi vida, nunca lo olvidé. Javier, así se llama.
Se acabó
Venía todas las tardes, cuando no podía siempre me escribía, Ignacio también me visitaba, yo empeoraba día tras día, las medicinas ya no me hacían bien, mi cuerpo no respondía ningún tipo de tratamiento, le pedí a mi familia tranquilidad, le pedí a Ignacio que me disculpara y que también lo perdonaba, que aunque había mucho por lo que cambiar, tal vez ese temperamento loco que me hizo tomar la peor decisión de mi vida. No debí de irme así, no debí de pedirle a Alexis que me lleve, tal vez los dos estaríamos bien y ya me habría casado, tal vez no debimos de haber ido a la casa de Fabia, pero no existía el "tal vez" y el "hubiera" ; ya había pasado todo.
El viernes de esa misma semana, convulsioné fuertemente, me prohibieron las visitas una semana, no entendía por qué, verlo me hacía mucho bien, pero me sedaban, me calmé, mejoré y podía verlos nuevamente, mis papás, mis amigos, mis hermanos, Ignacio y el amor de mi vida.
Le pedí a mi hermano que de mi cuarto sacara un diario rojo que tenía, que no lo leyera, que era mío, que respete esa petición, no lo hizo.
Vino por la tarde y con lágrimas en los ojos le dije: Siento que me voy a morir, quiero que te quedes con esto, es mi diario ¿Te acuerdas? guardo los mejores recuerdos, "nuestros mejores recuerdos" Porque a pesar de todo yo nunca dejé de pensar en ti, porque a pesar de saber que estaba aquí, viniste, ¿Cómo no te daría todo mi amor a ti? me miró con sus ojos chiquitos y sus labios carmesí, le pedí que me diera un beso, creo que fue el último.
Volví a convulsionar, me sedaron nuevamente, ya no recuerdo nada más.
Triste 29
Aquí arriba, en donde estoy, solo hay paz, volví a ver a Alexis, dice que no es mi culpa, que se distrajo, no sé si creerle, pero amilana muchísimo mi culpa, también disculpé sinceramente que Ignacio haya buscado a Claudia, no le quedaba claro porque le hizo eso, y lo entendía, yo a él le pedí que buscara al amor de mi vida y no dudó en hacerlo, porque él me amaba a mí, muy tarde lo comprendí. Aunque toda esta tragedia empañó la que hubiera podido ser nuestra felicidad.
Ahora que veo todo desde una perspectiva distinta, sigo en el mismo lugar, con el mismo corazón latiendo por Javi y por sus ojos chiquitos. Lo he amado siempre, y sé que hasta en mi último momento, el corazón tomó la mejor decisión, porque hubo tanto por lo que mejorar, tanto por lo que cambiar, que aunque el tiempo no me dio, él se lo merecía por cada sonrisa que me quitó y cada lágrima que limpió.
Ahora que veo todo desde una perspectiva distinta, sigo en el mismo lugar, con el mismo corazón latiendo por Javi y por sus ojos chiquitos. Lo he amado siempre, y sé que hasta en mi último momento, el corazón tomó la mejor decisión, porque hubo tanto por lo que mejorar, tanto por lo que cambiar, que aunque el tiempo no me dio, él se lo merecía por cada sonrisa que me quitó y cada lágrima que limpió.
Porque a pesar de todo...Mi corazón siempre latió por él.
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