Es normal sentirte atada a un sentimiento, pensar que no podrás olvidar, llorar, gritar, explotar porque no entiendes lo que está sucediendo, solo quieres llamarlo y pedirle por favor que vuelva, pero sabes que no va a contestar, sabes que te va a ignorar como lo ha venido haciendo, y te preguntas ¿Cómo puede hacerlo? ¿A dónde se fue todo el amor que me tenía? ¿De verdad me amaba? ¿O al menos me quería? optas por no buscar más respuestas y sigues así, viviendo, enfrentándote a recuerdos a situaciones que no te gusten mucho, pero es así como debes de seguir.
Decidí relatar una historia, no tan mía, pero mía al fin, la escuché en una de las tantas terapias que tomé para poder afrontar los miedos y demonios que una persona no tan normal tiene, ella era así, guapísima, ante mis ojos, tenía un cuerpo esbelto, sonrisa definida, de cabellos largos, era la mujer perfecta, pero ella no lo creía, mi problema era distinto, yo tenía tristeza en el alma, ella también, pero nuestras tristezas eran distintas, yo me amaba, me amo aún, ella creía que no valía ni un peso, le puse mucha atención a las historias que ella contaba, nadie le hacía ninguna pregunta, nos pedían que formáramos un círculo grande y que camináramos lentamente hasta encontrarnos, yo nunca me encontré.
Me cogió la mano, me pidió que la acompañara, quería entregarme algo, la seguí, me dio un papel que decía "CUÉNTALO", estábamos en la última charla con ese grupo, siempre la anunciaban así, como una "charla" nunca llamaban las cosas por su nombre, era una terapia, una maldita terapia, que nos ayudaba a realizar vómitos verbales que no podíamos contarle a nadie, para que no se vaya o se asuste, y se los contábamos a ellos, porque esas mismas personas, tenían problemas tan o más parecidos a los nuestros, es así que no se sorprendían.
Majo - así se llamaba - se sentó al centro, cogió la silla grande que debía de coger, estaba con unas flats, un pantalón pitillo muy ajustado y un crop top amarillo que le quedaba hermoso, su cabello era laceo y ondulado por las puntas, era hermosa, no sabía la condena que llevaba dentro y es que he entendido que el alma puede vivir destruida y nadie nisiquiera tú puedes entender tanta pena.
Ella me miró sonriendo, muy pocas veces lo hacía, le sonreí porque siempre fui educada y era un tema recíproco. Empezó cogiéndose la cara y nos contó que a los 21 años conoció al que hoy ella denomina "El amor de su vida", yo la miraba atentamente, aún recuerdo el movimiento en sus manos, sus aretes haciendo un poco de ruido cuando hablaba.
Lo conoció un día normal, de esos templados, en el mes de setiembre, se enamoró de él desde que lo vio, pasó a su costado y él no se inmutó, sonreía muy poco, era serio y hasta un poco adusto, pero era hermoso para ella, tenía un estilo vintage, sus ojos eran su mayor pasión. De uno a otro día se volvieron inseparables, se reían de todo, salían juntos, tenían los mismos amigos, compartían los mismos momentos, sus gustos eran parecidos, ella era auténtica y no intentaba caerle bien, él la conocía, sabía de sus miedos y temores y aún seguían juntos, ella nos cuenta que se enamoró, que respiraba el mismo aire, que no quería soltarle la mano nunca, que no se había sentido tan feliz, que él la había hecho mujer, que después de tanto sufrimiento, ella pensaba que por fin había conocido el amor, que no quería dejar de sentir tantas cosas por él.
Compartían sueños juntos, él tenía todo a su favor, pero decidió irse, ¡SE FUE! ¡LA DEJÓ! todos estábamos embelesados con su historia, parecía de película, él era demasiado lindo para ser verdad, le aconsejaba como nadie, siempre la cuidaba, la protegía y le daba mucho amor, de ese amor bonito que no quieres que se vaya, le daba besos en la frente, de esos que no das a cualquier persona, ella lo amaba, pero él no, y no puedes obligar a nadie a amarte, nisiquiera los zapatos entran a la fuerza, menos el amor.
Desapareció, se evaporó como agua hervida, no volvió a saber de él, quería encontrar todas las explicaciones, recopilaba momentos, recordaba fotografías, quería saber que hizo mal, no entendía por qué lo hizo, hasta que recordó una conversación, ella sabía que él no quería amar a nadie, esa fue una de sus primeras ideas, tal vez por tanto amor se fue, tiempo después la descartó, pensó en otras alternativas para poder saciar ese dolor incomprendido, para poder calmar esas lágrimas, y por fin entendió que él si la amó, porque quien ama, te entrega tanto amor, porque quien ama, se preocupa, y todo eso había hecho él.
Ya no quiso saber más, pero yo mejor que nadie la entiendo, la curiosidad, lo que te mata no saber y seguir pensando, había llevado consigo una libreta rojita, con un corazón incrustado y con muchos colores, una cinta roja la cerraba, había escrito por más de un año todo lo que le había pasado con él, sabía cada momento, los había tratado de guardar, de conservar, escribes porque sabes que en algún momento se va a ir, porque quieres eso, conservar, guardar, no olvidar, sabes que tu memoria es frágil. Había escrito más de trescientas hojas dedicadas a esa hombre bueno que había aparecido en su vida, que con tristeza también le dedicó unas letras, que quería verlo, que no podía entender por qué se fue, una de las mejores partes se las voy a escribir, no voy a poder olvidar lo que dijo, porque terminó llorando, estrujó esa pequeña libreta y dijo, no lloro porque lo extraño, o porque lo amo, lloro porque no entiendo por qué no se quedó conmigo.
"Si fuiste tan feliz conmigo, ¿Por qué no te quedaste?, nadie te conocía tanto como yo, tus falencias y virtudes, cuando quería decir algo, caminábamos de la mano y éramos uno solo, nadie sabía como eras en verdad, solo a mí me permitiste conocerte, ¿Por qué no me elegiste? ¿Por qué no te quedaste?, ¿Por qué? me permitiste amarte, te declaré mi amor sin ningún temor, atinaste a besarme y limpiar mis lágrimas, todos sabían que te amaba, jamás comparé mi amor con ningún otro, te amé desmedidamente, como nadie lo puede imaginar, mi preocupación por tus enojos, por tu manera tan decidida de amarme, por tu manera firme de mirarme, amaba tus labios, tu cuerpo y tu espalda, siempre se lo dije, su piel suave cuando pasaba por encima de la mía, era la mejor medicina para todos mis dolores, le contaba todo, él me conocía como nadie me conoció y por eso aún lo necesito, por eso aún quisiera estar con él, por eso lo he llamado incansablemente, sin obtener respuesta, le he escrito tanto que ya ni recuerdo cuándo fue la última vez, no me lastimó, todo lo contrario, solo obtuve felicidad, que nadie lo odie, que si lo odian, no me lo perdonaría, no puedo pensar en qué sucedió para que no me eligiera, traté de no equivocarme nunca, hice cosas que nadie había hecho por él, era mi prioridad y mis ojos miraban por los suyos, sentí su amor en esas noches en donde me hizo su mujer, nadie me ha tocado como él, nadie me ha besado tan sublime como él, podía sentirme suya y mía a la vez, lo extraño tanto..."
Terminó de decirnos que lo había superado, pero que aún aquejaba en su alma el por qué de su comportamiento, que por qué no la eligió si era perfecta, si sus manos se entrelazaban , si ella, nadie más que ella lo había conocido, que él le había mostrado ese verdadero yo que solo ella conocía, que él era auténtico, pero que no se quedó.
Se levantó del banquito azul en el que estaba y presionó mi mano que tenía el papel de "CUÉNTALO", nunca supe como se llamaba, nisiquiera quien era. Nuestras "charlas" terminaban un mes después y Majo no volvió a ir, yo tenía prohibido leer los periódicos, pero cuando caminaba para salir de la terapia, porque así se llamaba, vi colgado un periódico en actualidad, en esos pequeños puestos donde venden diarios, revistas, entre otros, su foto estaba ahí, Majo se había convertido en una modelo muy conocida, era feliz, no sabía si había vuelto al amor de su vida, pero pudo volver a su vida, no me equivocaba en decir que era la más hermosa, que sus ojos brillaban con el sol.
Yo salí victoriosa, aprendí mucho de las personas, siempre trato de hacerlo, nunca más volví a ver a Majo, no leo la sección de espectáculos de los diarios, me imagino que le irá bien, solo sabía que se llamaba Majo también.
Hubiera querido que Majo se quedara con el amor de su vida, pero me imagino que ella prefirió decirle adiós, pero un adiós significa que es un vacío en el corazón, ojalá y él no le haya dicho adiós para siempre. Ojalá
Que se quede, que nunca se vaya, que me elija a mí, me dijo.
Que se quede, que nunca se vaya, que me elija a mí, me dijo.
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