Todos los días me preguntaba, cómo sería la vida sin él, sin sus manos, sin sus besos y sin sus consejos - Es la misma, pero sin él - no sabía quién podría detener mi caída libre ante tanto dolor - no dolió tanto- Tiempo después le comenté aquella inquietud que tenía, le dije que no sabía quién estaría a mi lado para soportar su pérdida, me contestó sutilmente: Tú
Entendí en ese momento, que debía de ser yo quien saque cara por todo lo que me tenía que pasar, que afronte sola, creí firmemente que podía hacerlo - lo hice - no desestimé cada uno de sus consejos, todo lo contrario, siempre fui leal y firme ante cada uno de ellos, su vida era mi vida, yo miraba por sus ojos, él no, eso me lastimó tanto que debí de partir sin retornar, porque no se puede amar tanto y percibir tan poco.
De poco a poco empecé a preocuparme por todo el amor que afloraba, me preocupaba demasiado por él, por lo que hacía, lo priorizaba ante todas las cosas, sentía temor de sus temores y lo acompañaba fielmente en cada una de sus aventuras, me sentía parte de su vida, creo que si lo fui, dejé de serlo, lo decidí así.
¿Nunca les pasó estar con alguien muy hermoso? - No hablo de físico solamente, para mí era hermoso, pero no era solo eso lo que enternecía mi alma, veía a esa persona, lo escuchaba hablar y seguía cada uno de sus fascinantes gestos, admiraba su belleza, sus palabras y sus elocuentes diálogos, era feliz a su lado, muy feliz, pero es que todo no es real, nada dura para siempre y creí firmemente que no hay mal que dure cien años, ni cuerpo que lo resista.
Él era mi mal, tóxico, alcalino en el alma, nunca me hizo daño a drede, estaba segurísima que golpeaba su vida cada que me veía llorar, cada que mis lágrimas rozaban sus manos, su rostro, sus gestos, todo cambiaba, le dolía mi dolor, dejaba de llorar para que él no se sienta así, su dolor era el mío, yo sentía tanto como él, entonces no podía permitirme verlo sufrir.
Ciertamente, quería que el sepa todo lo que sentía, pero tal vez no, siempre fui débil, indiferente con el amor, creía que no existía, ahora me doy cuenta que sí y no sé si precisamente por él, solo sé que lo amé, ¿Qué extraña sensación no? - No sé, si conocí el amor en sus brazos- recurrí muchas veces a él, en mis momentos de angustia, en mis días difíciles, en mis días de felicidad, soñé con quedarme junto a él, para siempre, pero no es su metodología de vida, me arrancó la piel cuando me lo dijo, no solo me lo decía a mí, lo gritaba, y yo felicitaba su accionar, era valioso saber que no estaba en sus planes, pero hizo una parada larga conmigo, abrazó sus sueños, contemplé muchos de ellos, por eso en ningún momento detuve mis penas con él, era felicidad, su segundo nombre era felicidad.
Hice de todo por amor, me escapé de las manos erróneas y llegué a sus alas, aunque me fui por decisión propia, no sé si llegué a amarlo tanto, pero ahora soy yo la que está feliz, la que decide por ella misma, no puedo dejar de sentir cosas tan hermosas por alguien que sumó tanto en mi vida, siempre pensaba eso, pero es mentira, cuando dejas de amar, lo haces por completo, miraba mi soledad y me sentía bien, me sentía bien conmigo misma, eso no había pasado nunca, me había complementado tan bien que cuando me propuse volar con mis propias alas, y aunque me fui triste y llorando, despegué, llegué a la parada correcta, de esas paradas de las que no te quieres ir nunca, porque te encuentras a ti misma, porque eres feliz, porque formas parte de ti misma y te das cuenta que nadie tiene que encontrarte, ese es tu trabajo, tu decisión final, no es que alguien te sume o te reste, es que tú permites el amor o el dolor, nadie tiene la cara de idiota, para que se la vean, tú permites lo bueno o lo malo en tu vida. Decidí salir, escapar, volar y con toda la fuerza de voluntad lo logré, porque eso es lo que siempre falta, la fuerza de voluntad, recuerda que no debes de acompañar a alguien que no te tiene fija en sus planes, que la vida misma tiene ese propio sentido, que si abres la puerta, es para no volver por una ventana, que si decides irte, no regreses, que si te equivocas, asume ese error y remédialo. En esta vida solamente tenemos una misión, y es la de ser feliz, no a costa de lo que sea, pero si salvaguardando tus intereses propios, los tuyos y de nadie más, sonríe tanto que nadie sepa cuando estés triste, llora mucho, diviértete a solas, viaja, no permitas que el amor o el fracaso determinen tu vida, yo me di cuenta de eso a tiempo, claro está que siempre encuentras quien te ayude, quien te salve, a mi me extendieron la mano en un pozo sin fondo, salí a flote y ahora puedo remar sola.
Me fui, sin él, hasta desaparecer el sentimiento, hasta permitirme volver a ser yo. Me encontré, distinta, feliz, decidida y segura, compartí realidades y tristezas, fui feliz con sus besos y sus abrazos, después de cada experiencia he podido determinar que he sido muy feliz con cada una de sus acciones y de las mías también, que guardo cada memoria, cada sentimiento, pero que ya había renovado cada idea, cada sensación.
Lloré lo que tenía que llorar y dormí incansablemente hasta olvidar, permitirme sufrir también fue parte de todo ese proceso, el pacto que tengo conmigo misma es más grande que el que tengo con cualquiera, ese pacto de lealtad y fidelidad siempre será conmigo, solo conmigo, ese pacto de ser feliz, únicamente feliz.
Permíteme desaparecer.
Recuérdalo tú, que yo siempre lo tengo presente:
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