Hoy sostuve una pelea acalorada con mi novio, no llegábamos a un acuerdo en donde ambas partes estuviéramos contentos, no me hablaba, lo miraba y quería abrazarlo, estoy casi segura que ocurría lo mismo con él. Comprobé una vez más que el orgullo puede separar dos almas que se aman, por lo tanto decidí tragármelo y extenderle la mano, porque lo amo, ahora explico porque me di cuenta de todo eso amor que emana mi piel por él, de los besos que quiero darle, de las muchas películas que quiero ver con él, de los abrazos que me llenan de amor, de todo ese sentimiento que el permite que yo pueda sentir.
Después de tanta cursilería tonta le dije que sonriera, que si él es feliz, yo también soy feliz, que quiero que sus ojos me miren eternamente, nunca me he enamorado de esta manera, loca, cursi, desbaratada, lo amo a él, no quiero nada con nadie, él es el dueño de todo mi reino, él.
Y saben qué es lo mejor de todo esto? - Que él también me ama, y me ama de la manera más pura, la más leal, de la manera más dulce, con un buenos días por la mañana y un abrazo de buenas noches, quiero estar con él, el día y la noche, extender mi mano y que sea su mano la que me espere, que sus besos nunca se acaben, que sus mañanas sean a mi lado, que sus penas sean las mías también y sus alegrías mi felicidad entera.
El siente lo que siento, su voz, sus caricias, me enamoré locamente de su hermosa manera de amarme, de besarme y de hacerme sentir viva.
Es por eso que me di cuenta que lo amaba, porque solo con él soy feliz, aunque mi felicidad no depende de él, elijo que él sea parte de mi felicidad, que él comparta mis alegrías, mis triunfos y caídas, que él sea quien esté a mi lado para levantarme, para abrazarme y acariciarme. No quiero a nadie más.
Me enamoré, locamente, me enamoré de él.
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