martes, 20 de febrero de 2018

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Hoy quiero escribir de ti, podría empezar con el color de tu piel o mi fascinación por tus manos, pero recordaré que existen lugares con recuerdos hermosos, así también son los momentos, las personas, los días, los mensajes, tanta información por acumular y un solo corazón, era un jueves de diciembre, después de tantos lunes de enero que quizás guardaba la esperanza que llegaras con algo en las manos, que me sorprendieras diciendo que habías traído algo para mí, chiquito como lo había pedido con uno que otro detalle, porque lo pedí, yo te dije quiero esto para sellar este inmenso amor, no me importaba si se veía mal, yo lo podía comprar, pero quería que venga de ti, la espera ya había terminado.

Unos días antes me dijiste, hay que vernos, tengo una sorpresa para ti, yo también tenía sorpresas acumuladas, no solo las materiales, quería verte, abrazarte, no soltarte, casi siempre lo que planeo hacer cuando te veo, poder verte y grabar cada pequeño detalle.

No nos veíamos seguido, el amor se había convertido en acompañamiento externo en comprensión en palabras de aliento, todo si era para ti estaba bien, quizás sigue estando bien, no sabía que podía ser exactamente, pero todo lo que podría haber venido de ti ya era razón de emoción, vino lo que había esperado tanto, estaba en tus manos, me entregaste lo que sellaba tanto tiempo a tu lado, me diste felicidad sin quizás tener idea de cuánto significaba para mí, quizás algún día nos olvidemos, pero ahí seguirá presente en fotos, en momentos, en caricias, quizás nunca lo deje de lado, quizás siempre esté conmigo - eso quiero - es parte de lo mágico que he vivido a tu lado.

Quizás nunca, nadie entienda mi amor, devoción, mi mayor admiración, quizás nada de esto haya sido justo, pero los dos sabemos que fue verdad.

Gracias.

El final que esta historia merecía

Vuelvo a escribir después de cuatro meses y las manos me tiemblan, pero siguen un camino ideal, lo genial de todo esto es que puedo dejarlo y volver cuando quiera, no necesariamente debo de quedarme, permanecer, siempre he pensado que escribía porque estaba triste, y ahora ya no lo veo así, quizás si sienta mucha pena ¿quién sabe? quizás mi corazón se vuelva a romper, creo que me he acostumbrado a eso y me duele, me entristece pensar que normalicé el dolor de sentirme acompañada pero sola a la misma vez, no siento pena por mí misma es cierto, he aprendido a vivir con eso, he aprendido a seguir, a no mirar atrás, en buena cuenta él tiene mucho que ver con eso, pero ahí vamos.

Hoy creo que he permanecido tanto tiempo porque guardaba una esperanza que veo se desvanece, siempre me he preguntado ¿por qué? ¿por qué yo? no merecía ser feliz en todo este tiempo ¿no lo merecía? he leído en todos lados que uno acepta el amor que cree merecer ¿tan poco creo merecer? no sé, a veces analizo mi conducta y no podría creer que he aceptado tanto aislamiento inclinado en un solo amor, siento pena por lo que pueda suceder, pero también he pensado que si no han apostado por mí es porque básicamente no creen que lo merezca o quizás esté confundida y no sea eso, ya no le busco más explicaciones porque no quisiera hacerme más daño.

El domingo lloré mucho, buscando explicaciones, tratando de entender, pero ahí viene ese famoso refrán "No hay peor ciego que el que no quiere ver" es más, he sabido desde siempre que esto pasaría, pero así soy, terca, me aferré a este amor como no tienen idea, pero no quisiera victimizarme, no es mi estilo, no soy así.

Preferí sus brazos, sus llamadas, sus inconstantes muestras de amor, pero yo era tenaz, fiel, constante, consecuente, lo he amado día a día durante todo este tiempo, no he mirado otros ojos, he visto por él, me he sentido suya desde siempre, miraba sus ojos y los míos se iluminaban, he amado tanto que hasta ha dolido, he llorado tanto que me he quedado dormida, he sentido ese estrujo en el corazón como cuando sientes que se rompe, porque tenía que romperme el corazón aunque no quisiera, no le nacía nada, pero me quería ¿cómo lo sabía? lo sentía y ya era suficiente, nunca pedí nada, es más lo di y lo dejé todo, quizás ese fue mi gran error, dárselo todo, debí quedarme algo para mí, debí de ser cauta, desconfiada, pero así es el amor, es más si moriría hoy, diría que conocí el amor, cuando pienso en él, todo se asemeja a un paisaje lleno de girasoles y tulipanes, lo veo y pienso en una laguna celeste como el cielo o quizás azul, felices, llenos de alegría, no tengo otro sentimiento para él, no podría, siento que merece todo.

Quisiera escribir el final que esta historia merecía, que me quedé con él para siempre, que fuimos felices como esas historias que nos han contado, pero lo dudo, es más, creo que ya empieza el inicio del fin, no sé cuánto tarde en dejar de amarlo, quizás uno, dos meses o años, quizás una vida, ¿Quién sabe?