domingo, 28 de julio de 2019

¿Qué pasó?

Me di cuenta algo tarde que él no era lo que yo pensaba, dejé de idealizarlo y ahí caí en la versión que todos veían, no era tan bueno como parecía. pero no lo digo porque podía ser una mala persona, creo que sus afectos y sus decisiones siempre han estado diametralmente proporcionadas a sus intereses, y no a mis sentimientos ¿cómo podría hacerle daño yo? una vez llorando casi toda la noche me preguntaba: ¿él pensará en mí? ¿le preocupará lo que yo hago? quizás sí, quizás no, nunca se lo pregunté y tampoco lo haré porque ahora ya no interesa mucho, él si me importa, pero de distinta forma, creo que pude quitarme la venda de los ojos y dejar de mirarlo con tanto amor, quizás ahora lo veo pero con ojos de amor propio.

¿Qué me hizo?

En realidad no hizo nada que yo no aceptara, de eso me di cuenta, hasta cuando me hizo daño traté de entenderlo, busqué una justificación para sus decisiones, pensé que él no quería hacerlo, pero que debía, habían cosas que se salían de control y otras no, habían cosas que sentía que las hacía porque no pensaba en mí, entonces caí en cuenta que no era amor, porque alguien que te ama nunca pasará por encima de  tus sentimientos para hacer realidad ciertas cosas.

Al irme

Entendí algo tarde y con muchas trabas, que no me quería como yo a él, y eso que he escrito hace varias lunas que el amor quizás sea así, a veces amas más tú hoy y él te ame más mañana, en mi lugar nunca pasó, siempre quise más yo, siempre di más yo y como todo en esta vida te llega a cansar, me cansé y tuve que dar retirada, quisiera decirle cuando lo veo (algún día) "no te odio, pero cuánto te quise", siento que me desgasté mucho en querer entender algunas cosas, algunas idas y venidas, no quisiera justificarlo, pero no era malo, siento que algunas cosas eran por inercia, valoraba otras cosas y entre tantas quizás no estaba yo.

¿Cómo me di cuenta?

Existieron cosas maravillosas, lo miraba a él y podía describir el amor, quería quedarme a su lado nada más, era como una niña con un osito de peluche que no quería soltar, él aceptaba mi amor porque no sé si no le quedaba de otra o le gustaban todas mis atenciones, ahí también pude darme cuenta que estaba yendo por el rumbo equivocado, pero no pude distinguirlo tan rápido, estaba completamente enamorada y la verdad no me daba la cabeza para pensar en otra cosa que no sea él, mi amor era firme, leal, con convicciones, me habría quedado la vida entera a su lado, quería formar una familia de su mano, que él sea la primera y la última persona que vea día a día.
Así pasaron los días, meses y años, aprendiendo a amar, levantándome con la promesa de ser fiel y leal a un amor que no correspondía de la misma manera, siento que no estuvo a la altura de mi amor porque no supo valorarlo, esa es la palabra exacta para describir lo que pasó, la valoración de los actos o del mismo amor, no me arrepiento de nada, pero me di cuenta quizás muy tarde, he llorado pensando que este amor no lo merecía nadie más que él, pero dentro de mis idas y venidas y todo ese llanto que no paraba tenía destellazos de luz que me hacían ver que no podía seguir así y hay un infinito dentro del corazón, una fuerza o algo que te empuja a seguir remando, a veces una misma se nubla y se cierra en el medio de todo, eso hice, quise seguir, pero las fuerzas ya no te daban, desistí y me dejó ir como quien no quiere a nadie y ahí comprendí que no me quería y no lo merecía.

En algún momento le diré: Gracias por tanto, perdón por tan poco.

Quizás debí de ser más fuerte, amar menos, pero yo no soy de tinteros, no soy de medios, te quiero mucho o nada, te amo de verdad, pero jamás con mentiras, le fui leal hasta el último suspiro y aunque ahora escribo por él, no necesariamente para él, escribo para mí, para recordarme que sí aprendí a amar, que quizás lo mejor está por llegar.


miércoles, 17 de julio de 2019

Nunca como antes


 Pensé que escribiría para ti a lo largo de mis letras, pero hoy no escribo a tu nombre, si no a nombre del desamor o del amor que el aire se llevó, hoy escribo por mí y por lo que quise sentir, hoy quiero escribir para que algún día puedas leerlo. 

Yo quería quedarme a tu lado, acariciando tus manos y contándote cuentos, quería sentir tu andar, sentarme contigo y decirte que el amor si existía, porque te miraba y eso ya bastaba, aunque mi amor no fue suficiente, hoy entiendo, aunque un poco tarde el por qué.

Tu amor nunca estuvo a la altura del mío, yo debí de darme cuenta cuando la tristeza embargó mis escritos, debí de percibir tu lejanía, y no hablo de nuestros cuerpos, si no de nuestras almas, sentí cuando dejaste de quererme, pero me aferré al corazón y traté por todos los medios de que esto funcionara, te juro que quería quedarme a tu lado, no sabes como lo anhelaba, nunca vas a imaginarte las ganas que tenía de quedarme siempre, de abrazarte un buen tiempo, de decirte al oído que te quería con toda el alma.

Cuando todo se acabó, sentía como me estrujaba la garganta, volví a sentir ese nudo que se hacía de manera conjunta con el corazón, aparecías en mis pensamientos y me preguntaba que estarías haciendo, pero nunca lo pregunté, porque no quise ser una molestia, jamás quise que sintieras eso, y si en algún momento fue así, perdóname, fallé en el intento.

Pasó un buen tiempo y de regreso a casa, apareciste como siempre, mis pensamientos siempre fueron tuyos, pero esta vez era distinto, pensaba en ti de otra manera, no con rencor, pero tampoco con amor, sentí que me había liberado y que flotaba en mi trayecto, me ponía a pensar ¿qué hubiera pasado? Quizás, nada, porque lo sabía, porque aunque quise alargar la despedida, al fin y al cabo  ésta se dio y aunque hoy podría decirte que te quiero, lo haría, pero diciéndote que te quiero como quien quiere a alguien que se ha ido y nunca volverá, quizás con la ilusión de que algún día en otros mundos y en otros viajes la vida sea noble y nos vuelva a unir para jamás separarnos, créeme que eso quise, pero no siempre tenemos lo que anhelamos y aunque recé con el corazón, esta vez no se pudo hacer el milagro.

Te quise y te quiero con la pena de saber que éramos el uno para el otro, pero también con la nostalgia de haberte dejado ir como prueba inmensa de mi amor propio.