martes, 23 de abril de 2019

Día 1

Cuando sentía que ya nada podía salir mejor, me di con la sorpresa de que tenía que verlo en cualquiera de las actividades que habían, tenía que conciliar el sueño pensando que lo vería, que estaría cerca de él, tenía que pensar estratégicamente qué haría porque no podía más, no saben cuánto lloré sintiendo que el corazón salía de mi pecho, que ya no podía, sentía que el alma se me partía, pero si en algún momento me has leído sabes que encontré fortaleza en algún lado, no sé de dónde y tampoco cuándo o cómo, no he respondido ninguna de esas preguntas, es más he sentido que no tienen respuestas porque después de todo seguí adelante, con o sin él, porque su esencia nunca se ha ido, me he quedado con cada una de sus enseñanzas, con cada una de sus lecciones.

Aprendí de él lo que era el desapego y el autocuidado, quizás el aprendió algo también, nunca se lo pregunté y tampoco lo haré, quisiera no hablar de él con nostalgia, quisiera recordarlo siempre con alegría, pero a veces no se puede porque me he quedado con la pregunta ¿por qué no se quedó? ¿qué pasó? ¿en qué fallé? nunca he escrito con la intención de que me lea, ojalá esta vez si lo haga y me diga, me explique o me saque de la duda, quizás algún día lo llame y le pida tomar un café, el de la paz claro, nunca le reclamé nada, es más cuando me fui lo hice con tanta tristeza que no existían fuerzas para quejas, lo he amado desde el día 1 en el que lo conocí y ahí también él podría responderme con: ¿por qué? no lo sé exactamente, pero de algo si estoy completamente segura, de que él amó cada uno de mis errores, y felicitó mis logros, los hizo suyos, amaba cada centímetro de mi piel, lo sentía, lo quería siempre a mi lado, no podía dejar de mirarlo y querer tener grabada esa carita chiquita dentro de mis manos, sus manos que detuvieron mi caída libre, mi chico, mi ángel, mi amuleto de la buena suerte, quién diría que yo me enamoraría tan locamente de alguien completamente diferente a mí, serio, taciturno, desconfiado, pero con ligerezas como el amor y yo, siempre tierno y presto a querer darme su hombro y su mano amiga, porque no solo fue el gran primer amor de mi vida si no también mi amigo ¿quién diría no?

viernes, 12 de abril de 2019

Solo él

Hoy estaba pensando en como me entregué a ti por primera vez, merecías toda mi piel, mis abrazos, tus besos, tus daños, todo lo merecías, vibraba con tus manos, aún lo pienso y se me enchina el corazón, has tenido ese poder de dejarme perpleja ante tus ojos sin la necesidad de tocarme, hiciste conmigo lo que quisiste, nunca me he sentido tan vulnerable y amada, hemos jugado y reído con esa conexión infinita que algún día tenía que romperse como todo en esta vida.

He querido entender por qué todo el amor que podía sentir por ti se ha terminado, no puedo creerlo aún, no sabía que había límites o frenos, yo quería amarte mi amor, para siempre, de ese para toda la vida pero todo se enfrascó en desinterés, sentía que mi sonrisa ya no la querías ver, que mi cuerpo no te cautivaba, que mi presencia no era necesaria y dolía no sabes cuánto, intenté soportarlo todo para poder estar bien contigo pero no aguanté, me tuve que ir de tu lado por paz, por salud mental, pero no dudes nunca que mi amor fue real, que te amé hasta el último día que te pude besar, que mi corazón siempre fue tuyo por todas las veces que estuviste conmigo, por los días, las tardes y las noches que juntos podíamos contar las mismas cosas y reírnos, nada fue rutina lo juro, pero el amor se tenía que ir y anidar en otros nidos, no me arrepiento de nada porque a tu lado conocí lo real y lo duro que es amar a alguien.

Me fui sin pensar que dolería tanto, pero no te preocupes que dentro de tanta destrucción encontré la luz y ahora estoy bien, piensa quizás que con tu ausencia me enseñaste a ser más fuerte, no importa cuánto lloré, cada lágrima valió la pena absolutamente.

Nada fue en vano, créeme.

G.