sábado, 23 de enero de 2021

Fernanda

Tenía hoyuelos en la cara, una sonrisa bonita y unos cachetitos que nos llenaban de vida, pero la mirada triste y no sabía por qué, cuando me dijeron que había muerto, sentí que necesitaba llorar, pero desde el fondo de mi corazón, pocas veces lo he hecho desde ese lado, siempre he llorado de rabia, de saber que pierdo, pero que hice mi mejor intento, esta vez perdía, pero no perdía yo, perdía una vida, una vida que había sido parte de la mía.

Siempre he querido emprender, siempre he querido saber todo, los que me conocen pueden dar fe de eso, entonces tenía que hacerlo, me metí de lleno a la empresa familiar, y ahí estaba ella, yo siempre he querido mucho a los niños, me parecen seres pequeñitos, llenos de luz, tiernos, con ojos lindos y una nobleza infinita que al pasar los años los adultos perdemos, le dije a mi mamá si podía ayudarla, me dijo que sí, como confiaba ciegamente en mí, me pidió que viera todo el tema administrativo junto a la coordinadora general, lo hicimos demasiado bien y así pasaron los meses, a veces me decían "miss" y muchas veces me quedaba con los niños que venían a recoger muy tarde, Fernanda era una de ellas, la conocí desde que tenía 4 hasta unos 8 aproximadamente, porque ya cada una tomó un rumbo distinto y a ella la cambiaron de colegio.

Cuando me dieron la noticia de su partida, lo único que recordé y que me hizo caer en un llanto incesante fue cuando la iba a dejar a su casa porque ya se me hacía tarde para ir a la universidad, a mi Fer a veces la dejaban porque nadie la venía a recoger, y yo la acompañaba, no tenía papá y su mamá trabajaba mucho, la nueva suegra de la mamá no la venía a recoger, yo siempre la dejaba cuando una de las amigas de la mamá no la recogía porque también se iba a trabajar, lo recuerdo, porque Fer ponía su manito entrelazada con la mía y me contaba lo que hacía en el salón, yo le preguntaba si había comido la lonchera y hablábamos camino a su casa porque siempre esperaba que alguien viniera por ella, como no lo hacían, tenía que llevarla. Ella siempre me sonrió, me alegraba las tardes, me ayudaba a ordenar mi escritorio, perdóname Fer si no pude hacer mucho más por ti, de verdad habría querido hacerlo, pero tenía 19, no me excuso, pero quizás la juventud no me dejó ver si de verdad te sentías bien o sufrías como muchos me han dicho, perdóname Fer por no haber hecho más por ti.

Recuerdo cuando Jesús y Fernandita se quedaban juntos y ambos querían ayudarme a arreglar mi sitio, a ordenar algunas cosas, yo me sentía muy bien a su lado porque uno le toma cariño a las personas con las que está y más si son niños, siempre pensé que los vería nuevamente, quizás más adelante, nunca pensé que mi niñita de los hoyuelos se fuera antes que yo o tomara una decisión tan dura, no soy quien para juzgarla, quisiera haberla entendido antes o que me pidiera ayuda, pero ya no estaba en su vida y no sé si alguien más pudo ayudarla, aunque ya es tarde para pensar en todo eso, lo único que me causa consuelo es que Fer ya no sufre y es un ángel a lado de Dios.

Vuela alto Fer, el cielo hace una semana recibió un ángel, cuídanos mucho, que nunca te dejaremos de pensar.

Tu miss



La necesidad

Siempre existirá la necesidad de sentirse querido, eso nos enseñan desde pequeños, nunca nos cuentan que allá afuera hay gente mala, no solo eso, que quizás tú serás el malo de alguna historia, no importa cuánto quieras evitarlo, vas a tener que serlo, yo no sé si lo he sido, quizás sí, pero ya es tan normal, que no me he percatado si lo que hice dañó, porque a mí me dañaron y era una manera simple de sentirme protegida de mí misma, pero en el fondo no me protegía de mí, me protegía de lo que podía sentir y no quería sentirlo, siempre he querido querer, pero no sé hacerlo, quizás lo hago demasiado bien y no están acostumbrados, es la única respuesta lógica que encuentro o de repente soy yo la que elige mal, lo más probable es que sea eso.

viernes, 15 de enero de 2021

Lo que no sé

 Ya no sé mucho de ti y talvez esa sea la razón para ponerme a escribir, aún no encuentro el coraje para decirte que te extraño, pero es que este sentimiento es solo a veces, de rato en rato, de un día y ya el otro no, y para ser coherente no te digo nada, mejor lo escribo, me enteré que estás tomando clases de piano, de ese piano del que siempre hablamos, el del centro de la casa, de las melodías que tocarías para cuando estuviéramos solos, no se dio, no se dará, sí ya sé, ya lo entendí.

Sé que te vas a mudar y es que yo no busqué esa información, me la comentaron tus amigos y solo escuché o mejor leí, porque fue en ese grupo en el que me dejaste, te contaría que todo me va fenomenal, pero quien pudiera decir eso, a veces solo a veces hay días en los que lloro mucho, en otros ya no tanto, no hay razones aparentes, pero se da y ya no hago preguntas, solo lloro, no ha cambiado mucho nada, sigue todo igual, solo que ahora agregué algunas cosas en la bolsa, desayuno a la hora que corresponde y trato de hacer deporte, aún no soy muy constante, sé que tengo que cambiar varias de mis rutinas, pero son esas rutinas y una de ellas es escribir, ya no sé si por ti, pero lo sigo haciendo.

viernes, 8 de enero de 2021

Eres


Eres la intermitencia, la paz y la tempestad
Eres todo lo que está bien y mal
Eres luz y oscuridad
Fuiste lo que no debí conocer y añoro regrese
Eres las nubes grises del cielo azul que no quiero volver a ver
Eres el culpable de los llantos de madrugada
Eres la vida que nunca quise dejar de vivir
Fuiste el amor disfrazado de conveniencia
Eres la venganza que aún no completo
Eres el amor de toda esta vida

Un verano sin sol

 Te voy a contar todo lo que alguna vez no te dije, y quizás algún día lo leas, la verdad no guardo ninguna esperanza, solo lo escribo porque hace días resuena en mi mente y como no quiero escribirte, lo hago por aquí, como terapia, como modo de saber que alguna vez lo escribí o sentir que lo dije, porque para que miento, quisiera decirlo, quisiera contarlo, pero no puedo, porque yo misma no quiero.

Cuando te fuiste, te llevaste la mitad de mi vida, sentía que no podía salir de ese callejón en el que me había metido, estaba en un laberinto, no hablaba con nadie, lloraba, rezaba, le pedía al cielo que me quitara tanto amor, le pedía a la vida que me diera otra oportunidad, que quizás yo estaba equivocada y podía enmendar las cosas, estaba sola, me sentía sola, pero ciertamente eso no era verdad, sentía que todo iba y venía, caminaba por ese tramo en el que juntos nosotros pasábamos, la tristeza ahondó en mi vida, no sé exactamente cuántos meses duró, pero de lo que si estoy segura es que se ama con el corazón y que yo te amé así, que no sabía que tanto dolor podía sentir por alguien que no fuera familia, lloraba pensando en que la vida era injusta conmigo, que yo merecía que te quedaras, pero no solo era mi decisión, también era la tuya y quizás yo no estaba en tus planes, lo entendí, tiempo después lo entendí.

Tenía que seguir, como siguen las cosas que no tienen sentido, tenía una rutina muy marcada, no celebraba nada, no quería nada, viví mi duelo, como mejor sabía hacerlo, llorando, escribiendo y viviendo, porque no había de otra, me sentía sin la mitad de mi vida, se había ido y no podía hacer nada por detener esta barbarie, todo esto me dolía como jamás lo imaginé, pero más dolor había cargado en el 2014, entonces podía soportarlo, los días pasaron como pasan las cosas, y entre esas idas y venidas, desperté del llanto, de la soledad, no sé si volví a ser la misma, pero ya sonreía más a menudo, salía mucho más, tu partida me dolía, pero ya no tanto, sentía que aún hacías falta, pero ya no como antes, entonces continuaba, como al principio, solo continuaba.

Cuando te vi feliz sin mí, me di cuenta que quizás todo mi llanto había sido en vano, pero ya no me dolía tanto, porque si me dolió, pensé que también te hundías en la tristeza, en la misma tristeza en la que yo había estado, como no era así, una parte de mi corazón también saltó de alegría, porque si tú estabas bien, yo también estaba bien, aunque seguía enredada con mil dudas, ninguna las pregunté, nunca te hablé porque jamás quise ser molestia, imagínate que me sentía una molestia, entonces el amor ya no era amor, solo era recuerdo, me fui.

Pasaron los días, los meses y los años, vi la vida pasar, pero ya no de tu mano, no esperaba nada, todo pasó y nunca pasaste tú a recogerme como quedamos, siempre quedábamos en muchas cosas y ninguna se cumplía, quizás eres el "ya me acostumbré" más doloroso de toda mi vida, no quería acostumbrarme a estar sin ti, o quizás a estar contigo y sentirlo así, pero dolía menos, no importaba.

Hoy ya no haces falta, pero a veces y días como este te recuerdo y espero con el corazón en la mano, que seas feliz, porque siempre quise eso para ti, que la felicidad toque tu puerta aunque no sea yo quien la abra, aunque no sea yo quien despierte con tus ojos en mi cara, quizás te extraño y no lo sé, pero lo escribo y escribo porque no quiero llamarte para preguntarte como estas, vi como pasaba el amor y aquí sigo, con la sonrisa fingida, diciendo que quizás no te extraño, pero quien sabe.

El alma

Tenía las manos muy calientes, necesitaba darle un poco de frío a todo mi cuerpo, estacioné el auto, bajé y sin rumbo caminé por muchas cuadras, solo lloraba, no quería hacer otra cosa, tenía atorada en el alma mil y un cosas, jamás me había pasado, sentía que quería irme, que ya no podía más, pero tenía que poder, entonces tenía que seguir caminando hasta que me calmara, saqué los audífonos y empecé a escuchar una canción muy del 2015 y el corazón se me estrujó aún más, pero no importaba, yo solo quería llorar.

En el trayecto, vi un jardín inmenso, habían flores de colores y muchas plantitas, una banca a lo lejos me miraba, nunca me había sentado sola en un parque, lo hice, corrí como para que no me ganaran la banca, seguí, me senté, lloré todo lo que tenía que llorar y en un momento sentí que alguien me veía, no me gustan los gatos y era uno, no dejaba de llorar y el gato se fue, no sé si alguna vez les ha pasado, pero tenía que llorar lo que por años no había llorado, quería gritar, pero no lo hice, solo lloraba, me dolía el alma, el corazón, sentía que le estaba fallando a todos, que nadie más me iba a querer, nisiquiera sabía como me sentía, tenía demasiado dolor y solo quería desaparecer, me calmé, caminé y regresé a mi auto, el tramo fue largo, vi casas, edificios, pajaritos, árboles.

Seguí, como siguen las cosas que no tienen sentido