domingo, 30 de agosto de 2020

Las cosas que nunca llegaron

Siempre quise decirte que espere más de todo esto, pero no quería que suene a reclamo, pero hoy con la pena que me embarga, solo quiero escribirlo y sentir que alivia todo.

La vida me dio mil señales para darme cuenta, pero a veces una se equivoca, lo sabe, pero quiere estrellarse, porque es la adrenalina de sentirse amada, el sentimiento, qué se yo, es difícil poder explicar todo lo que se siente, pero trato, siempre trato de escribirlo, para no olvidarlo, para recordarlo y saber la lucha que pasé, lo que sobreviví, porque conocer al amor de tu vida y tener que dejarlo ir no es más que un acto de supervivencia.


¿Sabes que esperé? Algunas cosas materiales, por qué te diría que no, pero también esperé esas cosas que pensé te nacerían y no sucedió, los girasoles, el viaje, las reuniones, la borrachera que siempre quise contigo, los besos en la madrugada incierta, la carta que nunca me diste, el collar y la pulsera con nuestra fecha, el cine, la cena por nuestro último aniversario y la misma cantidad de amor que te di, no pasó, no pasará, pero si algún día me lees no dudes que lo mío siempre fue amor, lo tuyo no estoy muy segura. 

jueves, 27 de agosto de 2020

El amor y sus tiempos extraños

 Lo miro a lo lejos y veo su sonrisa, quiero correr para abrazarlo, pero siento que algo me detiene, quizás sea la razón, porque lo amo con locura, solo esa puede ser, y corro, porque estoy loca, estoy loca de amor por él, se lo he dicho unas cuántas veces ¿me habrá creído? - espero que sí - ayer hablé con él y recordé porque lo quise tanto, creo que fue porque él también me quería, porque cada palabra resonaba mi corazón ¿lo volví a querer? fue una pregunta que retumbó mi cabeza de nuevo, pero es que creo que nunca dejé de quererlo, quizás ese sea el grave problema, otra vez retumba mi corazón, no sé si de alegría de saberse querido o de saber que volveré a querer a quien en algún momento dejó de quererme, el amor y sus tiempos extraños.

Quisiera decirles que todo estará bien y que posiblemente él y yo vivamos en la casita que soñé, pero tal vez y no pase y sea otra más de las historias que puedo crear en mi cabeza, pero así es el amor, he aprendido a entenderlo, a quererlo y a extrañarlo, a él lo extraño como no tienen idea y hoy después de tanto tiempo lo escribo, escribo con palabra sincera, escribo con la piel de gallina, le escribo a mi primer gran amor y quizás al amor de mi vida. 

Espero que en otra vida, todo sea menos complicado para nosotros.

lunes, 17 de agosto de 2020

La mala suerte

 Nunca se han puesto a pensar ¿por qué a ella sí y por qué a mí no? pero no con sentimiento de envidia, si no como simple pregunta, si no lo han hecho, yo sí lo hice un par de veces, creo que me va bien en casi todo, digo casi porque creo que no he conocido el amor, y ya quiero conocerlo, creo que ya es hora de conocer un amor bonito, uno de esos que te aprietan y te dejan sin aire, del recíproco, del que nunca he sentido.

Tengo una amiga a la que siempre le ha ido bien en el amor, siempre me he preguntado ¿qué tendrá ella que no tenga yo? pero no como sintiéndome menos, si no como una pregunta aleatoria, ¿daré mucho? ¿seré demasiado? hay miles de preguntas que rondan mi cabeza, cuando quise mucho, me fue mal, cuando quise poco, también, no es que sea un patrón definido, si no que pasa así nada más y no saben lo aterrador que es sentirte así, es por eso que ya no trato de pensar en lo que pueda deparar el futuro, ya no pienso y dejo que todo marche a su rumbo, pero a veces duele, siempre dolerá.

Quizás sea mala suerte y no lo sepa.


Nadie sabe

Nunca nadie va a quererte como yo te quise, fue una de las frases que le dije antes de irme y ahora caigo en cuenta que es lo mejor que le puede pasar, no necesita alguien que lo ame a través de sus ojos, necesita alguien que vele y acompañe su camino, yo no lo acompañaba, estaba ahí cuando me necesitaba y eso no sé si para bien o para mal dolía, y si dolía es que estaba mal, siempre ha dolido ese amor, entonces no fue tan cierto que fue amor.

No merece un amor que le resalte la responsabilidad de quererlo, que lo obligue a decir te quiero cuando no le nace, que le pida detalles y que no lo comprenda porque solamente lo ama. Al pasar los años las personas van entendiendo que lo mejor que puedes hacer es dejar ir algo que no es recíproco, pero cómo duele darte cuenta, cómo duele pensar y pensar en cómo te vas a ir y si te estás yendo, que no hagan nada por retenerte.

Lo dejé ir cuando me di cuenta que su amor ya miraba otros ojos, que sus manos no tocaban las mías, lo dejé ir cuando sentí que ya no me quería, porque de eso debí de darme cuenta, nadie tenía que decírmelo, tenía que sentir el dolor, esa punzada de enterarte algo que ya sabías, pero te negabas a entenderlo, ese dolor que te carcome y que no te deja, ese que crees que nunca va a sanar, ese, ese tuve que sentir para dejarlo ir.

No saben como esperé una llamada, un escrito o simplemente una señal para regresar, nunca la encontré, tampoco la busqué, había buscado tanto antes, que ya estaba cansada, fatigada, mi corazón ya no podía más y no quería sentir, no quería vivir más con el recuerdo de lo que pudo haber sido, pero no fue. Lo dejé ir como quien abre la mano y la extiende para que el aire se lleve todo lo que tenía que soltar. Nunca más volvió y esa fue la prueba para arrancármelo del corazón, hoy le escribo no porque lo ame, si no porque quería liberar todo este sentimiento que alguna vez guardé, quería decirle que por si alguna razón me lee, que lo amé, que lo amé y mucho, quizás como nunca tenga idea, pero que también aprendí a vivir sin él, si es que eso quiso alguna vez.

viernes, 7 de agosto de 2020

El inicio del fin

El dolor siempre ha sido el mismo, pero expresado de diferentes maneras, ¿entonces era amor? dejó de serlo hace mucho, ¿cuándo empezó? nos fuimos a la cima, detuvo mi caída libre, pero caí de cualquier forma, siempre caía y no siempre estuvo, entonces no fue ese amor fiel que quería que sea, no debe de ser quien esté conmigo para siempre, no ha luchado, no lo merece, nunca lo merecerá, y me di cuenta de eso hace poco o quizás hace mucho pero volví a ponerme la venda del amor, porque he justificado todo en ese sentimiento.

El día del debacle

Era verano recuerdo, aproximadamente las dos de la tarde o un poco antes, salía de mi almuerzo y el teléfono empezó a sonar, podría ser probablemente la 1:30 p. m. la verdad que quisiera borrar todo de ese día, me empezó a hablar de algo y saltó como una sorpresa lo que me dijo, me hizo una pregunta que terminó por estampar mi corazón contra la pared, él había tenido ya antes un amor, que no había sido yo, un amor con el que en algún momento - creo - competí, pero que nunca gané, ese amor del que nadie se libra, quería volver a ese nido, quería abrazar nuevamente a esa persona, caí en cuenta entonces que nunca se había ido, que siempre pensó en retornar, no tienen idea de como mi corazón se rompió, de nada habían servido tantos años a su lado, la prefería a ella, y eso me dolía, era una estaca en el corazón, ¿les ha pasado? ese golpe en el pecho que duele y atraviesa, lo he pasado pocas veces y creo sin temor a equivocarme que siempre ha sido por él, lo culpo, quizás de todo, entonces ahí empezó el debacle de todo mi amor, no lo quise nunca más como antes, no podría quererlo, nunca fui una opción para regresar, tampoco quería estar, ¿por qué yo sí? ese día, lloré, lloré como nunca antes y me cuestionaba, siempre me he cuestionado y me ha dolido, me quitó la calma, sentía que el corazón latía demasiado rápido, lloraba y gritaba por dentro, caminé, respiré y como todo en esta vida, empecé a olvidar.

Cada minuto tenía presente esas palabras, me destrozaba recordarlas, pero no dejé de hacerlo, hasta olvidarlo, hasta arrancarlo, así como cuando el jardinero va y poda un pastizal y saca la mala hierba, este amor se tenía que ir así, de raíz, sin miedo, gritando, doliendo, pero se tenía que ir, cayó con fuerza el amor, cayó y se fue, se fue el amor que nunca quise perder, ¿lo quiero? probablemente, quien sabe, no lo he vuelto a ver y tampoco quiero hacerlo, ¿lo odio? no, nunca lo odiaría, pero ya no lo amo, quisiera no quererlo, solo eso sé.

Cada dolor me hizo más fuerte, cada palabra, cada ausencia.

Siempre he escrito para no decirle a nadie lo que siento, es la terapia que encontré desde los 12 años, nunca he lastimado con palabras, porque si no, me convertiría en todo lo siempre he querido destruir, la vida seguirá doliendo, pero ya no de la misma manera y como ahora he conocido diferentes tipos de dolor, seguramente sabré como manejarlo, seguramente.