martes, 2 de octubre de 2018

Me di cuenta

Tenía las manos congeladas, lo vería después de casi tres meses, mi corazón palpitaba a mil por hora y sentía que iba a llorar, no podía, no quería o sí pero no sabía ciertamente qué hacer, tenía que enfrentar miedos, tenía que ir.

Acordaron verse, estaba invitada y ahí me veían, llegando media hora antes de lo pactado, me alisé el cabello, me arreglé más de lo normal, traje en mi cartera una base de maquillaje, sombras, mi brocha, el labial que tanto me gustaba, me eché mucho perfume, porque si me volvería a ver tenía que hacerlo mucho mejor (creo que así fue).

Me senté en un parque como quince minutos a pensar, a sentir que el aire recorría mi cara, me sentí bien, tomé fuerzas, me levanté y fui a un cajero a sacar dinero, vi en mi cartera un muñequito que quise entregarle, pero con su tiempo tan apretado se lo entregaría casi medio año después y así fue (lo explico después).

Entré y no estaba, mi corazón estaba que gritaba, sentía nerviosísimas las manos y creo que era normal, yo lo he amado como no tienen idea (quizás sí) he escrito todo por él, me fui a los servicios higiénicos porque tenía que buscar más fuerza, modulé mi voz ahí, busqué paz (la encontré) ¿extraño no? quien encuentra paz en un baño, pero así fue.

Llegó.

Ya no estaba tan nerviosa, lo saludé con un abrazo porque eso me nació, siempre lo voy a querer es cierto, la intensidad quizás haya bajado (ahora lo explico)  me senté y conversé con todas y todos, estaba contenta de verlo, pero se había ido el nerviosismo, las manos ya no estaban heladas, ya no sentía que doliera tanto, pude sostener una conversación amena, era la misma de siempre.

Después de casi tres meses de ausencia, ahí estaba, mirándome, no sé si me veía con amor, paz o algún tipo de amistad, creo que es lo último y no sentí ese cosquilleo que él me producía ¿el amor se había ido? y creo que ahí aplica "el que mucho se ausenta pronto deja de hacer falta" entonces continué la conversación, también se incluía porque es mi amigo, siempre lo será.

Decidimos irnos todos porque el tiempo apremia, podía irse por otro camino, quiso ir conmigo, dijo que me acompañaría, aproveché la oportunidad para decirle que tenía algo que era de él hace meses y que por el tiempo no pude entregárselo, se lo di, porque si era para él porque debía de tenerlo yo, le causó ternura como todo lo que en algún momento le he dado, las manos ya no me temblaban, pero quería abrazarlo, decirle que vuelva, que lo amaba, pero no me salió nada, quizás por orgullosa y porque sé que no tendría un buen puerto volver a quererlo tanto como antes, ¿para qué?

Entonces en ese momento pensé: ¿Lo abrazo? ¿Lo beso? le digo que lo extraño, pero no, también pensé fríamente en que su corazón nunca ha sido mío, mis cosas no le han importado como yo quisiera, mis expectativas eran altísimas ante un amor que nunca fue correspondido al cien, mis ojos miraban a través de los suyos, él jamás me amó como lo merecí, por eso no le dije que lo extrañaba, por eso no lo abracé, porque aunque lo extrañe prefiero olvidarlo y quizás resignarme a no luchar ¿para qué? si él tiene otros planes, no me quiere en su vida, he entendido con esta separación que jamás le interesé, no fue fuerte su cariño por mí, porque nunca me dijo para volver a verme, primó todo antes que yo, ¿para qué? entonces, no merezco un amor a medias, ya he recibido eso y no saben como duele, no saben lo que se siente que no te amen como mereces y nunca fue su culpa, siempre la culpa fue mía por pretender que él me quiera como yo lo quería a él.

Al bajar de su auto me despedí, lo abracé y me dijo: "Más tarde te llamo"

Se quedó dormido o algo pasó porque nunca me llamó y siempre fue así, siempre habían promesas incumplidas, palabras que nunca llegaron a ser, yo no le pedí nada jamás porque mi amor fue leal, paciente, honesto, el del alma, el que entrega todo.

Se dieron cuenta que escribí "mi amor fue" ese mismo día me di cuenta que ambos quizás estábamos destinados a ser, pero él no luchó y yo me cansé, para él fue fácil aceptar que no tenía tiempo y a veces como hoy lo extraño, pero no sé si lo extraño a él o al momento que me dio, no está mal extrañar, no está mal recordar el pasado, pero no dejaré que el presente se escurra entre mis dedos anhelando a alguien que no quiere ser parte de mi vida.

Leí esta frase de gran Benedetti 


Ojalá y nunca me hayas leído, de verdad me destrozarías, de verdad.


Frustrada

Siempre he creído que soy buena en muchas cosas, no en todas claro está porque viviría equivocada pero si en muchas, he tratado de ser lo más aplicada, responsable, educada en todo lo que he venido haciendo de manera académica, en la vida misma trato de ser consecuente con lo que digo y hago, en lo profesional, amoroso, soy muy dedicada, detallista, trato de hacer bien las cosas, pero me siento frustrada, no saben cuánto.

El 30 de junio me entregaron mi carro, uno rojo, lindo, yo no tenía brevete pero lo compré porque juventud divino tesoro, sé manejar claro, pero nunca se me vino la idea (cuál boba) de sacar brevete, porque por esos azahares de la vida para mí no era importante, ahora sí, es muy importante y he ido y he fallado, no saben lo terrible que me siento, la primera vez me sentí normal, porque era la primera vez, tenía que conocer el circuito y todo estaba bien, a la segunda dije cual campeona, vamos, tú puedes, no lo hice, no saben lo devastada que me puse, triste, con melancolía.

Para eso es preciso decir que antes de este examen que es el de manejo en un circuito, tienes que dar dos exámenes, el médico y el de reglas, de las 40 preguntas que vienen, ninguna fallé, ahí va la estudiosa, la que creía que todo podía y no saben la frustación que puede ocasionarte este tipo de cosas, se me aplastaba el corazón, caminaba a lo lejos y me preguntaba ¿por qué? si no era tan difícil, si yo creía que lo hice bien, una pena en el alma que me decía "tienes el carro y no lo sacas" claro está que en mi casa nadie me cuestiona, todo lo contrario hay paz y calma, hay entendimiento de esos que necesitas cuando ya te sientes morir, así me sentía, me siento y me estoy sintiendo.

Todo este proceso ha ayudado para apaciguar muchas penas, porque ha sido el rebote y la importancia de este documento que no he pensado en otra cosa, también me di cuenta de algo: Insistir, persistir, resistir y nunca desistir, no me queda de otra, quien sabe y la llave número 20 es la que abra la puerta. Alas y buen viento <3