miércoles, 26 de diciembre de 2018

Nunca me importó nada

Nunca me importó nada, empezaré así una de las tantas notas que escribo por ti, quizás también para ti, aunque ya no trato de que leas nada de lo que escribo, ya para qué.

Siempre he pensado que el amor debe de ser paciente, comprensivo, hasta he podido darme cuenta que cuando alguien está enamorado o enamorada como fue en mi caso, nada basta para hacer feliz a la otra persona, todos esos libros que hablan de ese sentimiento bonito dicen la verdad, lo he podido descubrir.

A ciencia cierta sé que nadie lo amará como yo, he tenido mil razones para despreciarlo, odiarlo, pero no saben como quiero que él sea feliz, que su luz ayude e irradie más que nunca, y también pido con mucho fervor todos los días que él siempre esté bien y que si Dios quiere en algún momento nos volvamos a encontrar, quizás más maduros, él más presto a amar y yo menos loca de amor por él.

Me enamoré hasta los huesos, no saben cómo, he llorado tanto que me he quedado dormida, he hecho manualidades pintándome las manos con mucha témpera, comprando stickers de dibujitos, haciendo cartas, he colocado toda mi atención, la que había y la que no existía para él, sé vivir sin él, pero lo elegí más de una vez.

Pasaron muchas cosas de esas que nunca podrás contar porque todo es tan tuyo, tan nuestro que nadie tiene derecho a saberlo, porque son secretos de esos bonitos, de los que hacen que el corazón baile, se dan cuenta que cuando escribo de él nunca lo hago con odio, siempre todo es con amor, con ese sentimiento bonito que él me enseñó que existía.

Han pasado también muchas cosas malas, que han permitido que lo suelte, pero no sopesaron nunca, jamás me hizo daño intencionalmente, siempre fueron cosas chiquitas, mis expectativas, mi amor loco por él que me hacía esperar muchas cosas que no le nacían, con él aprendí que "si no le nace, no se lo pidas" aprendí a esperar, a tener mucha paciencia, a sorprenderme por un regalo chiquito, por una nota o por un mensaje de voz, aprendí a quererlo con todo lo bonito y lo malo que él tenía, jamás quise cambiarlo, lo acepté con sus miedos, sus mejoras y sus maneras también raras de ver algunas cosas, para mí era sorprendente todo lo que él me contaba, lo contemplaba, su rostro se impregnó en mi corazón, sus manos en mi alma, sus ojos estallaron siempre en mi mirada.

Nunca me importó el dinero, los regalos o cualquier celebración, fui su fiel compañera, la que estaba ahí cuando a él le hacía falta, quizás hasta podría decirse que era su incondicional, nadie nunca me reprochó tanto amor, todos lo respetaban, ha pasado algún tiempo desde que ya no lo veo, desde que no siento sus manos o no escucho su voz, pero no importa, mi corazón siempre le pertenecerá, siempre laterá por él, donde quiera que esté y quizás no sea precisamente a su lado.

Nunca vas a estar solo, yo siempre estaré.


martes, 11 de diciembre de 2018

No debí enterarme

Quisiera no haber sido tan curiosa y enterarme de cosas que no debería de haber sabido, necesitaba esa ilusión, la requería para encender un sentimiento diferente, no tenía por qué enterarme.
Hace algunos meses entre esas idas y venidas que tiene la vida, conocí a un chico, solo lo conocí, no hablábamos, no teníamos nada pero me gustaba mucho, nos veíamos de vez en cuando, pero era solo eso, un cruce de miradas, una conexión mágica, algo que sientes como una electricidad en el cuerpo, yo que estaba con el corazón roto, tener una ilusión así me hacía bien, yo estaba desesperada buscando dejar de querer al que creo ha sido mi gran amor (aún no lo logro, pero ahí vamos).

Así transcurrieron algunos meses, no hablábamos nada cuando nos veíamos, es más ni siquiera sabíamos nuestros nombres, pero como dije líneas arriba, esas miradas lo decían todo y verlo me hacía mucho bien, demasiado diría yo, es más, ha sido en buena parte un gran motivo de muchos cambios.él no lo sabe, quizás nunca lo sepa.

Yo soy un poco extraña, no soy la que empieza una conversación, no llamo, no escribe, no habla, no nada, siento que es mejor así, no lo sé, pero así pienso. Entonces, deben de entender que nunca le hablaría, hasta que él lo hizo, fue extraño, sentí esa electricidad que les conté, estaba nerviosa, me asustaba pensar que era posible enamorarme de nuevo, porque aunque no lo crean aún guardaba alguna ilusión de ese gran amor, el mes pasado en los primeros días se desvaneció por completo esa ilusión, entonces ya me sentía un poco más libre. Me di cuenta que a mi gran amor yo no le hacía falta, que ya debía dejarlo ir porque eso el quería, entonces lo hice.

Cuando me habló, sentí ese sentimiento de nervios que me había pasado algunas veces pero en esta oportunidad me sentía insegura de decir algo incorrecto, algo que quizás pueda borrar la magia, no lo hice, todo fue lindo, me sentí bien y creo que simpatizamos, hablábamos poco, no teníamos nuestros números, porque como dije líneas arriba no soy de las que genera la conversación.

Ayer hablamos, fue extraño, me contó algunas de sus cosas, entre tantas unas que no me gustaron y sentí que todo se desvaneció, no debí de enterarme, quizás hubiera sido mejor si solo nos mirábamos, sin hablarnos, sin decirnos nada, todo se arruinó.

Y si tengo que hacer un balance de todo esto que me ha pasado, conjugando sentimientos y pegándole fuerte al corazón debo de decir que ha sido positivo, logré soltar a mi gran amor, creció aún más mi amor propio, aprendí y conocí de nueva gente, he perdonado amar tanto y recibir tan poco, lo perdoné mirándolo a los ojos, he llorado cuánto no se imaginan, hasta el 8 de noviembre lloré su ausencia, me hiciste mucha falta, no sabes cuánta, pero me levanté, me alegré, celebré conmigo y por sobre todas las cosas me animé a ser feliz.